"Las semillas, los huesos, todo lo que sembramos o plantamos en la tierra acaba creciendo y dando frutos. Y lo mismo sucede con nuestros pensamientos, con nuestros sentimientos y con nuestros deseos... El Maestro Peter Deunov, en Bulgaria, nos pedía que no tirásemos los huesos de las frutas que habíamos comido, sino que los plantáramos. Y yo os aconsejo lo mismo. Si no tenéis huerto, enterradlos donde podáis, lo esencial es que toméis conciencia de que un hueso es una criatura que tiene necesidad de dar nacimiento al germen vivo que lleva dentro de ella.
El objetivo principal de este ejercicio es el de haceros tomar conciencia de que vosotros tenéis también interiormente otros huesos que plantar: ideas, pensamientos, sentimientos. Cuando produzcan frutos, no sólo vosotros estaréis en la abundancia, sino que podréis alimentar también a muchas otras criaturas