"Mientras se contente con la imagen que tiene de sí en este momento, el ser humano se queda retenido en los grados inferiores de su conciencia, porque esta imagen tan mediocre, tan prosaica, le influencia y le limita. Tiene que trabajar para formarse una imagen de sí mismo más bella, más noble, más luminosa. Al actuar sobre él, esta imagen producirá otras vibraciones, más sutiles, y suscitará en él unos impulsos más nobles, más generosos: experimentará el deseo de parecerse a esta imagen, y de esta manera avanzará, se elevará. Sin esta imagen, la única capaz de tirar de él hacia arriba, el ser humano está condenado al estancamiento y no conocerá nunca su propia realidad.
Diréis: «¿Pero qué realidad? ¡La realidad es esto que soy ahora!» No, esta realidad no es verdaderamente real. Vuestra verdadera realidad, es vuestro Yo superior. Lo demás, lo que consideráis como una realidad, es una ilusión, una mentira. Por eso debéis tratar de elevaros hasta vuestro Yo superior, vuestro Yo divino, que es lo único real, y esforzaros en identificaros con él."