"Si queréis recibir la visita de las entidades que descienden de las regiones celestiales, preparadles las condiciones adecuadas. Estas entidades siempre están dispuestas a visitaros, a ayudaros, pero tienen que sentir que en vuestro corazón, en vuestra alma, hay un lugar donde pueden instalarse, trabajar y poner sus riquezas.
La única cosa que puede alejar a estas entidades, es la negligencia de los humanos, el poco caso que éstos hacen de su presencia y de su ayuda. Que sean imperfectos, débiles, tontos, todo eso no los detiene, porque ya lo saben. Al contrario, incluso dicen: «¡Ah!, ¡en qué estado se encuentran los pobres!, ¡hay que socorrerlos!» Pero si ven que no aprecian lo que les aportan, entonces los abandonan. No es que las entidades tengan necesidad de la consideración o del reconocimiento de los humanos, sino que saben que su negligencia e ingratitud les impedirán beneficiarse de su ayuda."