"Tenga o no una religión, el que actúa con benevolencia, comprensión, paciencia, y generosidad para con los demás, manifiesta su fe en un principio superior que le dicta su conducta, y el Cielo le concede su ayuda y su protección. Mientras que el creyente que se imagina que su fe va a excusarle de todas sus faltas a los ojos de Dios, se equivoca doblemente. En primer lugar, porque la fe no borra las faltas. Después, porque da pruebas de una deshonestidad que incluso las agrava, porque se burla del Señor al decir que cree en Él cuando no respeta sus leyes y engaña a los demás y los maltrata.
Los únicos verdaderos criterios de la fe son los actos, el comportamiento que uno tiene en la vida cotidiana. Por eso una Enseñanza iniciática se ocupa de todas las facultades del ser humano, y de las diferentes actividades que le sirven para ejercitarlas en el plano psíquico y también en el físico."