"La práctica de la vida espiritual empieza por afinar la percepción que tenéis de vuestro ser interior; y es normal que no siempre estéis muy contentos con lo que descubrís: limitaciones, lagunas, debilidades. Pero esto no es razón para que os desaniméis y dejéis de trabajar; poco a poco vais a ir cogiendo fuerzas y ensanchando y enriqueciendo vuestro terreno.
El que se queda sentado en una silla puede imaginarse que es capaz de hacer toda clase de proezas. Pero si intenta levantarse, caminar, correr o saltar, entonces se da cuenta del verdadero estado de sus fuerzas; y es cuando se ve obligado a abandonar sus ilusiones. Esta decepción le hará sentirse más débil de lo que es, y sin embargo, es precisamente en esta toma de conciencia donde reside el principio de su fuerza. ¿Tenéis dificultades para alejaros de vuestro modo de existencia pasado? Eso prueba que tratáis de avanzar, de hacer esfuerzos. Diréis: «Sí, pero sufro.» Por supuesto, sufrís, pero es porque tenéis percepciones nuevas, porque os dirigís hacia un mundo nuevo."