"El Señor nos invita cada día a su mesa donde da banquetes en compañía de los arcángeles. Pero igual que en la parábola evangélica del banquete de bodas, sólo somos aceptados si llevamos el traje de fiesta. Este traje es evidentemente simbólico, es el aura, un aura pura y luminosa, cómo son simbólicas las joyas: brazaletes, diademas, collares, etc. que se mencionan en la Biblia y en todos los Libros sagrados. Las piedras preciosas y las perlas con las que están hechas tienen la función de representar las virtudes divinas.
Podéis haceros collares, si os gusta. El número de perlas también puede ser simbólico: 22, 24, 36, 108, 144, etc., pero esto no es lo más importante. Lo esencial es comprender que hacer un collar es un acto lleno de significado: el hilo, es el pensamiento que debe unir entre sí a las poderosas entidades representadas por las perlas; la aguja, es la voluntad que conduce al pensamiento. Y cuando os ponéis un collar, haya sido hecho o no por vosotros, sed conscientes de que lleváis un objeto lleno de un significado espiritual."