"Judíos, cristianos, musulmanes, etc., ¡cuántos creyentes se contentan con glorificar al fundador de su religión: Moisés, Jesús, Mahoma... y proclamar por todas partes su superioridad sobre todos los demás! Pero Moisés es Moisés, Jesús es Jesús, Mahoma es Mahoma... y ellos, los creyentes, ¿quiénes son? A menudo unos ignorantes, unos perezosos que no hacen nada para imitarles. ¡Y cuántos discípulos se conducen también así con respecto a su Maestro! Dicen: «¡Ah! ¡nuestro Maestro es único!» Ponen su foto por todas partes, y hasta estarían dispuestos a pelearse por defender que ellos tienen el mejor Maestro, el más grande, el más poderoso. Pero aceptar su filosofía e imitarle en su conducta, en eso no piensan: ¡un Maestro está para ser glorificado, no para ser imitado!
Pues bien, sabed que un Maestro no se siente nada satisfecho de tener semejantes discípulos, porque no tiene necesidad de ser glorificado. Prefiere que sus discípulos se tomen sus ideas en serio y se decidan a ponerlas en práctica. Esto sería mucho mejor para ellos... y también para él."