"¿En qué debéis basar vuestra esperanza? En la certeza de que el futuro siempre puede ser mejor. Aunque el presente no sea muy bueno que digamos, los poderes de la vida y del bien son tales que siempre pueden triunfar sobre el mal, si os decidís a asociaros con ellos.
Alguien dirá: «¿Pero qué esperanza puedo tener yo? Todo lo que emprendo fracasa, ¡no tengo ningún futuro!» Ello depende evidentemente de lo que llaméis vuestro futuro. Si sólo veis este futuro en el éxito material, social, o en un romance de amor digno de un cuento de hadas, puede ser en efecto que para esto vuestro horizonte esté cerrado. Pero vuestro verdadero futuro, vuestro futuro de hijo o de hija de Dios está abierto de par en par ante vosotros. No todos los días son iguales. ¿Habéis visto hoy el sol? Mañana brillará de nuevo. Nada está cerrado definitivamente para aquellos que saben en qué basar su esperanza. "