"La magia negra existe, ya lo sé; pero lo que sé, sobre todo, es que con nuestra manera de considerar los objetos y los acontecimientos, aumentamos o disminuimos su poder. Puesto que la magia negra existe -e incluso admitimos que personas malintencionadas quieren atacaros con este medio-, si ponéis tanta fe en su poder, la reforzáis. Decíos solamente que el hijo y la hija de Dios que sois no puede ser alcanzado tan fácilmente por las fuerzas del mal, y no os alcanzará.
Hay que ser razonable. Si sufrís un fracaso, una enfermedad, un accidente o una ruptura, no os apresuréis a atribuirlos a la magia negra. Intentad primero preguntaros sinceramente si la causa no está más bien en vosotros, y buscad lo que debéis hacer para mejoraros vosotros. No perdáis un tiempo precioso en elucubraciones que no os conducirán a ninguna parte, salvo a empeorar vuestras dificultades y vuestros sufrimientos."