Pensamiento del Sábado 17 de junio de 2017.
"No busquéis la clarividencia a través de los medios y métodos del ocultismo. Porque la verdadera clarividencia, los ojos verdaderos se encuentran en el corazón: es el amor el que abre los ojos. La mujer que ama a un hombre ve en él cosas que nadie más ve. Y si le encuentra parecido a una divinidad, no le digáis que se equivoca. Objetivamente, sin duda, se equivoca. Pero si parece exagerar las virtudes y las bellezas de aquél a quién ama, es porque lo ve tal como Dios lo creó originalmente, o tal como será cuando regrese al seno del Eterno.
Todavía no hemos comprendido el poder del amor que abre los ojos del alma. Aquél que quiera ser clarividente debe aprender a amar. Es necesario que su corazón pida socorro como los ciegos del Evangelio que imploraban a Jesús: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!». Lanzad una llamada y un día la luz cósmica vendrá y os preguntará: «¿Qué quieres que haga por ti? – ¡Que mis ojos se abran!» Y lo lograréis: vuestros ojos se abrirán."
"No busquéis la clarividencia a través de los medios y métodos del ocultismo. Porque la verdadera clarividencia, los ojos verdaderos se encuentran en el corazón: es el amor el que abre los ojos. La mujer que ama a un hombre ve en él cosas que nadie más ve. Y si le encuentra parecido a una divinidad, no le digáis que se equivoca. Objetivamente, sin duda, se equivoca. Pero si parece exagerar las virtudes y las bellezas de aquél a quién ama, es porque lo ve tal como Dios lo creó originalmente, o tal como será cuando regrese al seno del Eterno.
Todavía no hemos comprendido el poder del amor que abre los ojos del alma. Aquél que quiera ser clarividente debe aprender a amar. Es necesario que su corazón pida socorro como los ciegos del Evangelio que imploraban a Jesús: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!». Lanzad una llamada y un día la luz cósmica vendrá y os preguntará: «¿Qué quieres que haga por ti? – ¡Que mis ojos se abran!» Y lo lograréis: vuestros ojos se abrirán."