Desde que la demoledora
maquinaria de la felicidad se puso en marcha, algunos han olvidado que la vida
está hecha de altibajos, que no todos los días son de fiesta y que hay momentos
en los que nos sentiremos mal, muy mal.
La malinterpretación y
posterior popularización de la Psicología Positiva está dejando a su paso
insatisfacciones, frustraciones, bloqueos y, en sentido general, un amargo
sabor en la boca en aquellos que no logran atornillarse la sonrisa.De hecho, existen algunos
consejos de “autosuperación” que no son tan positivos como se piensa,
sobre todo si se toman al pie de la letra. Algunos incluso
podrían tener un efecto diametralmente opuesto y podrían estar arruinando tu
vida.
1. Tú lo puedes todo
Existe una gran diferencia
entre esforzarse y dar lo mejor de nosotros y pensar que lo podemos todo, o que
todo depende de nosotros. De hecho, una de las máximas más importante que la
Psicología ha tomado prestado del pensamiento griego es “Conócete a ti mismo”.
Eso significa que debemos
conocer nuestras potencialidades y virtudes, pero también nuestras limitaciones
y defectos. Cuando nos planteamos metas ambiciosas sin tener un buen
autoconocimiento de base, corremos el riesgo de sentirnos inútiles y fracasados
cuando no las alcanzamos, sobre todo si tenemos un pensamiento de todo o nada,
y asumimos las experiencias en términos de derrotas o éxitos.
Por otra parte, esta idea
puede generar un pensamiento ilusorio, que no se basa en la realidad sino en
nuestras expectativas, lo cual nos aleja de la objetividad tan necesaria para
que los planes se hagan realidad.
Por tanto, un buen consejo
sería: “Espera siempre lo mejor, prepárate para lo peor y acepta lo que
venga”.” Recuerda que cada persona es diferente y no tienes por qué seguir los
mismos objetivos que los demás. Además, lo más importante a veces no son los
resultados, sino lo que vas logrando a lo largo del camino porque el
crecimiento no se produce cuando llegas a la cima, sino mientras subes.
2. Sonríe, siempre
Es cierto que el pesimismo
puede llegar a paralizarte y no es una sensación muy agradable, pero todas las
emociones tienen su razón de ser y no son negativas en sí mismas. Por ejemplo,
la tristeza te indica que estás yendo por mal camino y que hay algo que debes
arreglar.
A pesar de que en nuestra
sociedad se han demonizado las emociones “negativas” hasta tal punto que
intentamos ocultarlas y cuando nos preguntan cómo estamos siempre respondemos
que bien, aunque no sea cierto, esos estados son señalizadores. Puedes pensar
en las emociones “negativas” como en señales de tráfico que te indican que no
debes seguir por esa calle o debes conducir con prudencia, si no estuvieran,
nos resultaría más difícil cambiar de dirección y tendríamos que enfrentarnos a
males mayores.
Por tanto, atornillarse la
sonrisa no es la solución porque intentar esconder las emociones o negarlas
solo hará que se enquisten. Psicólogos de la Universidad Estatal de Michigan
analizaron el impacto de una sonrisa falsa en nuestro estado de ánimo. Dieron
seguimiento durante dos semanas a un grupo de conductores y descubrieron que
mientras más sonrisas fingían, peor era su estado de ánimo al regresar a casa,
un estado de ánimo marcado por la irritabilidad, la ira y la tristeza.
No tienes que sonreír siempre,
sobre todo cuando no tienes ganas de hacerlo. Esconder tus verdaderas emociones
cuando te sientes mal porque eso no solucionará el problema sino que, al
contrario, te añadirá más presión.
3. Piensa en positivo
Es cierto que el pensamiento
positivo nos ayuda en muchas circunstancias, pero no es una fórmula mágica que
se pueda aplicar a todo y a todos. De hecho, psicólogos de las universidades de
Waterloo y New Brunswick comprobaron que las personas de baja autoestima se
sienten peor después de repetirse las frases positivas contenidas en muchos de
los libros de autoayuda.
Los investigadores les
pidieron a personas con alta y baja autoestima que se repitieran a sí mismos
frases positivas, después evaluaron cómo se sentían. Descubrieron que las
personas con baja autoestima se sentían peor.
El problema es que frases como
“soy una persona amada”, “tendré éxito” o “me acepto totalmente” tienen en esos
casos un carácter contradictorio o irracional. En pocas palabras, no podemos
engañar a nuestra mente de una manera tan burda, el hecho de que te repitas
algo continuamente no lo convierte en verdad, es necesario un trabajo mucho más
profundo. Además, este tipo de afirmaciones pueden hacer que te sientas como
una farsa, lo cual dañará aún más tu autoimagen.
4. No te rindas, nunca
Hay un momento para perseverar
y otro para abandonar. De hecho, la inteligencia consiste en saber cuándo es
momento de persistir y cuándo hay que renunciar. Hay situaciones en las que
rendirse es la mejor solución para nuestro equilibrio emocional y no es
sinónimo de debilidad.
Perseverar, cuando un objetivo
ha dejado de tener sentido o cuando las condiciones han cambiado demasiado es
sinónimo solo de testarudez. De esta forma estarás destinando a un proyecto una
energía valiosísima que podrías emplear en otras cosas que te satisfarán mucho
más.
Por supuesto, no se trata de
abandonar a la primera, pero debemos ser lo suficientemente maduros como para
comprender cuándo estamos perseverando solo por el miedo a fallar o que los
demás nos tilden de débiles o fracasados.
5. Debes ser feliz
Lo ideal es ser feliz, cuando
somos verdaderamente felices nos sentimos satisfechos y serenos. Sin embargo,
no podemos ser felices siempre. De hecho, la obsesión con la felicidad podría
estar haciéndonos infelices. Diferentes estudios han demostrado que las
personas que más se preocupan por ser felices, se vuelven más infelices y
deprimidas.
En un estudio desarrollado en
la Universidad de Denver, los psicólogos les preguntaron a los participantes
cuánto valoraban la felicidad y cuán importante pensaban que era trabajar para
ser felices. Descubrieron que quienes ponían más énfasis en ser felices
reportaron un 50% menos de emociones positivas, un 35% menos de satisfacción
con su vida y un 75% más de síntomas depresivos que las personas que tenían
otras prioridades.
Eso no significa que no
debamos intentar ser felices, pero no hay que obsesionarse porque la presión
por ser feliz es contraproducente. La felicidad está en las pequeñas cosas y es
un estado asombrosamente fácil de alcanzar, basta saber fluir y apreciar lo que
tenemos.
FUENTES:
SCOTT,
B. A. & BARNES, C. M. (2011) A MULTILEVEL FIELD INVESTIGATION OF EMOTIONAL
LABOR, AFFECT, WORK WITHDRAWAL, AND GENDER. ACADEMY OF MANAGEMENT JOURNAL;
54(1): 116-136.
MAUSS,
I. B. ET. AL. (2011) CAN SEEKING HAPPINESS MAKE PEOPLE UNHAPPY? PARADOXICAL
EFFECTS OF VALUING HAPPINESS. EMOTION; 11(4): 807-815.
WOOD,
J.; PERUNOVIC, W. & LEE, J. (2009) POSITIVE SELF-STATEMENTS: POWER FOR
SOME, PERIL FOR OTHERS. PSYCHOLOGICAL SCIENCE; 20(7): 860-866. JENNIFER
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23 de Junio 2017
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