"Tenéis un árbol en vuestro jardín: podéis pasar varias veces al día ante él sin prestarle atención, como si fuera parte de un decorado de teatro de cartón o de yeso. Pero también podéis ser conscientes de que es una criatura viva, e incluso acercaros a él para saludarle, y convencerse de lo que él representa.
Diréis: «Saludar a un árbol, hablarle, pero ¿por qué?» Desde luego, física y prácticamente esto no cambia nada. Los cambios se producirán en los planos sutiles; el árbol se enriquece con vuestra presencia, al mismo tiempo que vosotros os enriquecéis con la suya. E incluso sois vosotros quienes salís ganando: entráis en comunicación con esta vida que circula a través de sus raíces hasta los extremos de sus ramas. Además, también entráis en contacto con las entidades que lo habitan y que lo cuidan. Porque existen entidades que se ocupan de mantener la vida por todas partes en la naturaleza."