Pensamiento del domingo 23 de Octubre de 2016.
"Los vestidos son pantallas que nos aíslan y nos protegen del mundo exterior. Sin vestidos estamos más expuestos y nos volvemos pues más sensibles. Si transponemos esto al dominio de la vida interior, puede decirse que la sensibilidad es una manifestación de la espiritualidad. Aquél que se esfuerza en alejarse de las preocupaciones
ordinarias, de triunfar sobre sus instintos groseros, consigue poco a poco dispersar las capas oscuras que le envuelven como una tela basta y se vuelve más receptivo al mundo divino.
En los Libros sagrados, leeréis relatos en los que aquél que vencía victoriosamente las pruebas de la Iniciación, recibía un vestido en recompensa. Este vestido podía ser blanco o de color, pero siempre se presentaba como un tejido precioso de una finura extrema, una materia de una belleza casi irreal. Este vestido simboliza el aura, que es nuestro verdadero vestido, el vestido de nuestra alma. Para merecerlo, debemos librarnos de todo lo que nos hace pesados y nos oscurece, con el fin de entrar en relación con el mundo divino. Nuestra aura, este vestido de luz, es la señal de que lo hemos conseguido."
"Los vestidos son pantallas que nos aíslan y nos protegen del mundo exterior. Sin vestidos estamos más expuestos y nos volvemos pues más sensibles. Si transponemos esto al dominio de la vida interior, puede decirse que la sensibilidad es una manifestación de la espiritualidad. Aquél que se esfuerza en alejarse de las preocupaciones
ordinarias, de triunfar sobre sus instintos groseros, consigue poco a poco dispersar las capas oscuras que le envuelven como una tela basta y se vuelve más receptivo al mundo divino.
En los Libros sagrados, leeréis relatos en los que aquél que vencía victoriosamente las pruebas de la Iniciación, recibía un vestido en recompensa. Este vestido podía ser blanco o de color, pero siempre se presentaba como un tejido precioso de una finura extrema, una materia de una belleza casi irreal. Este vestido simboliza el aura, que es nuestro verdadero vestido, el vestido de nuestra alma. Para merecerlo, debemos librarnos de todo lo que nos hace pesados y nos oscurece, con el fin de entrar en relación con el mundo divino. Nuestra aura, este vestido de luz, es la señal de que lo hemos conseguido."