"Para muchos creyentes es difícil admitir que Dios, que es todopoderoso, no se decida, por fin, a aniquilar los espíritus del mal que vienen a tentarles y a inducirles al error. Pero lo que ellos no saben, es que estos espíritus también tienen derecho a vivir. Dios no castigará nunca a los espíritus del mal por tratar de desviar a los seres humanos. Son ellos, los humanos los que no deben caer en sus trampas; son ellos quienes deben ser más lúcidos, más fuertes; son ellos quienes deben comprender dónde está su verdadero interés, comprender por qué es preferible tomar una dirección mejor que otra y tener la voluntad de caminar en esa dirección.
¿Sería realmente ventajoso para el ser humano verse empujado, a pesar suyo, por el camino del bien, de la luz, y permanecer, hiciese lo que hiciese, a resguardo de las tentaciones y de las caídas?... El Creador y los espíritus celestiales le dejan buscar libremente su camino para que desarrolle su conciencia y aprenda a ser responsable de sus orientaciones."