RESONANCIAS
El universo es una caja de música”, explica
Eidler, “pues está construida en proporciones equivalentes a los intervalos de
la octava musical”. Dijo Einstein, violinista y matemático: “Sólo quiero
conocer a Dios; lo demás son detalles”. Y se puso a tañer con fórmulas la
música del universo. En esa línea está Néstor Eidler, al que han llamado
“médico de médicos”: imparte técnicas que permiten tocar mejor porque, de
hecho, se sanan de bloqueos y disfunciones. Eidler insiste en que toca el alma
a través de cuerpo y alma (“la espiritualidad pasa por el cuerpo”), y en que
todos podemos resonar con el Todo.
¿El universo es sonido?
¡Sí! Y la vida, vibración. Toda vibración es
sónica. ¡El universo suena!
¿A qué suena?
Oígalo en esta grabación…
Oigo una melodía armoniosa…
Son las vibraciones captadas por la sonda
Voyager en el espacio entre Júpiter y Saturno: es la resonancia del viento
solar en la ionosfera de los planetas…
El universo suena, pues…
¡Está oyéndolo! Pitágoras (siglo VI a.C.) habló
de la “música de las esferas”: Pitágoras debía de tener afinada la percepción
de esta realidad cósmica vibrante que hoy la tecnociencia nos confirma.
¿Con qué implicaciones?
Los compositores de música más inspirados (Bach,
Mozart, Beethoven…) quizá son personas capaces de conectar con los inmanentes y
eternos sonidos del cosmos.
¿No crean? ¿Sólo transcriben?
La música no la inventó el hombre: ¡existe desde
siempre! Toda música está aquí: se trata de captarla y plasmarla.
¿Usted compone?
Nací músico. Por mi sangre corren notas. Estudié
violín… y quise contactar con David Oistrach, violinista y pedagogo judío ruso.
¿Por qué precisamente con él?
Yo no estaba conforme con mi sonido. Y escuchaba
el de otros grandes violinistas: “Farsantes”, pensaba. Hasta que oí a Oistrach:
“Es el único que no miente”, me dije…
No entiendo a qué se refiere…
En los otros percibía interferencias, o físicas
o narcisistas… Oistrach era el único que me hacía vibrar, sentía que conectaba
con la esencia… ¡Quise tocar como él! Como discípulo de Fedora Aberastury, ella
me enseñó el camino a los misterios y hacia Oistrach.
¿El camino de los misterios?
Fue la creadora del método Aberastury, llamado
sistema consciente para la técnica del movimiento, que te ayuda a reconectarte
con tu primer instrumento: ¡tu cuerpo!
¿Y conoció al fin a Oistrach?
Conseguí una cita con él para verle tocar… ¡Y al
cabo pude asistir a varias clases! Murió poco después: ¡llegué justo a tiempo!
¿A tiempo para qué?
Oistrach me confesó: “Sé que tengo secretos…
pero no sé cómo enseñarlos”, y vio en mí a la persona que sí podría hacerlo.
¿Y qué enseña?
Que quien conoce el sonido lo conoce todo. Cada
persona tiene un sonido. El universo es vibración, emanada del tictac de la
polaridad originaria, y como el de tu corazón.
Sea más preciso.
Se trata de reactivar conscientemente esas notas
de vida, mediante ciertos ejercicios tomados de los métodos de los pianistas
Claudio Arrau y Fedora Aberastury: se trabajan cerebro, manos, lengua, plexos,
articulaciones, columna, sentidos…
¿Para tocar mejor el piano o el violín?
Es indiferente el instrumento musical; tocar
bien un instrumento ¡exige primero aprender a respirar bien! Exige reactivar
los motores internos del movimiento…
¿Una especie de reset interno?
Se trata de recuperar tu armonía psicofísica,
rearmonizarte emocionalmente, reaprender a activar correctamente tu energía,
bloqueada por tensiones, ¡y de ahí se derivará un estado de inspiración
creativa!
¿Y el músico interpretará mejor?
He conocido a intérpretes con bloqueos
musculares, tendinitis, artritis… que perturbaban sus capacidades: tras el
curso música- energía recuperaron sus facultades.
¿Qué es la relación música-energía?
“Dame una cuerda y te explicaré el universo”,
proclamó Pitágoras: la vibración es función proporcional del segmento de
cuerda… Música, matemáticas, geometría… Tu armonía interna responde a
proporciones matemáticas, igual que el cosmos. Restablécela y la energía
fluirá: conectarás con tu emoción y sonarás como un instrumento afinado…
No basta el dominio virtuoso de la técnica…
No. La música es como la religión: ¡un sendero
para conectar con el absoluto! Esto lo podemos sentir todos.
¿En qué ocasión lo ha sentido más que nunca?
Di un concierto en una nave románica del
monasterio de la Oliva (Navarra)… y perdí la noción del tiempo, como si todo
fluyese solo y yo observase desde fuera… Vi pasar la eternidad… ¡Cualquiera
puede experimentarlo!
Parece hablar de un yoga musical…
Mejor de unas artes marciales… En mis cursos con
alumnos, trabajo con su alma… ¡Les toco el alma! Igual que toco el alma de un
violín, toco el de las personas.
¿Un violín tiene alma?
Sí, una piececita de madera que une las paredes
de la caja del violín, suelta, sin encolar, movible: yo la muevo una sola
micra… y cambia el sonido.
Y… ¿en qué parte de mi cuerpo está el alma?
Descartes dijo que en la glándula pineal, que
hoy sabemos que está conectada con la punta de los pies, con el dedo gordo de
los pies: ¡el alma está en el dedo gordo!
¿Es usted un psicoterapeuta de músicos, por
tanto?
Psique significa alma: sí. Les enseño que somos
música, que todos tenemos un sonido propio, que a través del cuerpo podrás
hallarlo: estarás tocando el alma. Y entonces resonarás a coro con el universo.
Publicado por Néstor Eidler en
shekinahmerkaba.ning.com
compartiendoluzconsol.wordpress.com
31 de Enero del 2016