"Tenéis una fruta en la mano durante un momento: recibe vuestro calor y se calienta. Entonces ¿por qué vuestro amor no podría también influenciarla? Cuando la mantenéis en la mano con amor, no sólo su temperatura se eleva ligeramente, sino que también recibe en su aura el calor de vuestro corazón. De esta manera, adaptáis la fruta a vuestra temperatura interior y entonces está bien dispuesta hacia vosotros.
Pensad en ello: antes de comeros una fruta, mantenedla un momento en vuestra mano pidiéndole que se abra hacia vosotros. Así transformáis su materia etérica y os aportará mucho más que energía física: no sólo os hará participar de su vida, sino también de la de toda la naturaleza que ha trabajado en su formación y le ha dado colores, un perfume, un sabor."