Pensamiento del martes 23 de junio de 2015.
"Alguien se ha portado mal con vosotros, o bien os ha dicho una palabra
hiriente, y os sentís vejados, apenados. Es normal, pero si aceptáis
abandonaros a este estado, veréis lo que va a pasar: vais a acordaros de
todas las veces que esta persona os ha herido, contrariado. Y ni
siquiera es seguro que os paréis ahí: pensaréis en todas las personas
que se han mostrado desagradables con vosotros. Finalmente, tendréis la
sensación de estar aplastados, hasta el punto de que ya no podréis
respirar. ¿Acaso es inteligente todo eso?
Para evitar llegar hasta ahí, os voy a dar un método: recurrid a vuestro
intelecto y preguntadle si vale la pena que os detengáis en esta
vejación o en esta contrariedad. Si vuestro intelecto es honesto, seguro
que os responderá: «No, eso no es tan grave, ¿por qué ponerse en
semejante estado?» Y de esta manera, poco a poco, lograréis disolver
esta materia pesada y oscura que amenazaba ahogaros."