El bautizo es utilizado dentro del 
cristianismo como un rito de adhesión a la Iglesia y a la comunidad de 
fieles. Es desde ese momento que se es cristiano. Esto, por supuesto, se
 tiñe de otros elementos místicos varios para que la comunidad crea en 
su necesidad: la purificación de los pecados, la unión con Cristo, la 
recepción del don del Espíritu Santo y la conversión en hijo adoptivo de
 Dios. Al creer en su necesidad, los cristianos se apresuran en bautizar
 a todo niño que nace en sus sociedades y familias incluso cuando el 
niño es un bebé que no puede a veces ni sujetar su propia cabeza, cuanto
 más para pensar sobre si su decisión es la adecuada. Sin embargo, esto 
no es problematizado por casi ninguna comunidad de cristianos. Que me 
conste a mí solo los anabaptistas consideran que los niños no deben ser 
bautizados pues no tienen capacidad para decidir sus actos. Los demás, a
 pesar de que en la Biblia que yo sepa no se bautiza a ni un solo niño 
pequeño ni a una persona que no lo decida ella misma, obligan a sus 
recién nacidos a pasar por este rito que en realidad supone una adhesión
 a una institución con la que puede que después no estén de acuerdo. En 
tal caso, como en la práctica el bautismo significa la inscripción en 
los libros eclesiásticos, el miembro que de adulto desee abandonar la 
Iglesia se verá forzado a apostatar, proceso más largo y costoso que el 
ser bautizado, por supuesto.
Si comparamos la pertenencia a la 
Iglesia con la pertenencia a cualquier otra asociación o grupo, a nadie 
le parecería aceptable inscribir a niños de meses en un partido político
 o en una asociación de tarotistas. Especialmente si esa inscripción 
supusiera una pertenencia para toda la vida y además tuviera 
consecuencias prácticas, como las tiene el bautismo. En los demás casos 
se hablaría de la falta de conciencia de un niño para tomar sus 
decisiones, de la libertad de elección, de los riesgos de 
adoctrinamiento en la infancia, etc. Pero en el bautismo nada de eso se 
tiene en cuenta. Tampoco la libertad religiosa que nos conceden muchas 
constituciones, ni el poder que las instituciones eclesiásticas obtienen
 al aumentar su número de "socios" son tenidas en cuenta. Y desde luego 
que no se tiene en cuenta que una persona no se considera adulta para 
tomar decisiones importantes como su pertenencia a un partido político 
hasta el final de su segunda década de vida.
Entonces mi pregunta es la siguiente. Considerando todo esto, ¿es defendible y aceptable bautizar a niños pequeños que no pueden tomar decisiones por sí mismos? ¿No sería más coherente esperar a la mayoría de edad para que cada persona decidiera si quiere o no quiere pertenecer a la Iglesia?
 Fuente:discutiendosobrecristianismo.blogspot.com