"Todas las criaturas, las plantas, los animales, los humanos, tienen 
necesidad de recibir las energías solares para poder vivir. Sin embargo,
 no reciben estas energías directamente, sino después de haber sido 
absorbidas, transformadas y redistribuidas por la tierra. Desde este 
punto de vista, la tierra es tan importante como el sol. Cuando os 
exponéis al sol, no recibís sus rayos directamente: antes de alcanzaros,
 han debido primero atravesar la atmósfera de la tierra, y es porque la 
atmósera de la tierra los ha transformado que vosotros habéis podido 
captarlos y absorberlos.
Debéis estar siempre atentos a poneros en armonía con la tierra, a 
respetarla, a amarla. Si no, aunque contempléis el sol y os expongáis a 
sus rayos, no obtendréis  demasiados beneficios de su calor y de su luz:
 la tierra no os los podrá comunicar plenamente."