"No basta con tener pensamientos claros, justos y elevados. Todos estos pensamientos deben descender al corazón y a la voluntad para manifestarse a través de los sentimientos, y después a través de los actos que les correspondan.
Muchos tienen un buen juicio, unas ideas excelentes, pero ¿de qué les sirve todo eso si este buen juicio y estas ideas excelentes no se traducen en actos de la misma calidad? A menudo, el contraste entre sus ideas y la realidad de su vida cotidiana es tal que sólo encuentran decepciones. Y lo peor, es que no comprenden lo que les sucede: es, simplemente, porque no han sabido establecer una comunicación entre lo de arriba y lo de abajo por intermedio del sentimiento. El pensamiento no tiene la propiedad de tocar directamente la materia: para poder actuar sobre la materia y transformarla, tiene necesidad de un intermediario que es el sentimiento. Así pues, trabajad también con vuestros sentimientos, mostrándoos más cálidos, abriéndoos a los demás: entonces vuestras ideas tomarán carne y hueso para encarnarse en actos."