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El sendero del cumplimiento universal

En nuestra conversación anterior nos referimos ampliamente al tema del ÁNGEL SOLAR y en la línea de sus comentarios intentamos descubrir nuestra íntima vinculación con este Ser espiritual, o Yo trascendente. Meta de nuestra vida como aspirantes. Pudimos establecer así, conjuntamente, una zona iluminada dentro de la conciencia susceptible de recibir inspiración y, dentro de esta zona, una ascendente línea invocativa que debía orientar nuestras pesquisas espirituales hacia el nivel más elevado de nuestra naturaleza humano-divina. Dentro del marco de esta bien definida orientación hacia la Luz, o Sendero de Reconocimiento, deberemos iniciar ahora el proceso de contacto con nuestra Realidad espiritual. No deberemos detenemos, pues, en el ejercicio intelectual de analizar las cualidades maravillosas del Ángel Solar, centro espiritual de nuestra vida, sino que hay que intentar establecer contacto consciente con su radiante naturaleza divina y acoger dentro del corazón la Luz inmortal que El reserva para nosotros desde el principio mismo de nuestra historia como seres humanos.
Vamos a entrar definitivamente en una fase eminentemente práctica en orden a nuestras concepciones más elevadas y de acuerdo con las capacidades de acción que hayamos sido capaces de desarrollar durante el curso de nuestra vida como aspirantes espirituales. Pasar del Sendero de Reconocimiento de la Verdad al de la conquista de la misma, trasladarnos de la simple idea orientadora al gozo supremo de la acción, o Sendero de Cumplimiento, implicará quizás un tremendo esfuerzo, debido a que a través del tiempo hemos establecido una serie incalculable de hábitos, mentales, emocionales y físicos que nos impulsan hacia otras direcciones y nos obligan a seguir fatalmente “una línea de mínima resistencia” impuesta por las tradiciones y atavismos del pasado, con su interminable secuela de esperanzas, deseos y temores.
Sabemos ahora, siquiera en forma vaga e intuitiva, que poseemos un Alma superior la Cual, según esotéricamente se nos dice, tiene el desarrollo espiritual de un Adepto, es decir, de un Iniciado de todos los grados exigidos como Meta de la perfección humana. Sabemos, también, que sus cualidades son de origen solar y sus motivaciones esenciales las de convertir a los hombres en seres inteligentes y libres, capaces de atravesar las fronteras que separan dentro de la conciencia infinita de la Naturaleza el Reino humano del Reino divino. Tal es nuestro trabajo actual dentro de la inmensa temática de los Siete Rayos y cada cual, según sea su propia estatura espiritual, deberá realizar el esfuerzo requerido y exigido. En algunos de nosotros tal esfuerzo tenderá a una simple reorientación de las actividades físicas o a la construcción de un buen carácter, que ennoblezca sus actitudes en el trato social, y para ejercitar así rectas relaciones humanas. En otros la preocupación constante será la creación de un campo de servicio apropiado como complemento de sus vidas espirituales y su interés tendrá un carácter eminentemente selectivo. Pero cada cual, dentro del. campo de acción de sus particulares miras u objetivos, intentará proyectarse hacia la Meta más lejana creando las líneas de acceso que llevan al Ashrama y, posteriormente, al Corazón del Maestro.
Bien, de todas estas cosas ya hemos hablado desde el principio de nuestras conversaciones y coloquios, pero nunca pasamos de un mero flirtear con las maravillosas ascendencias cósmicas de nuestro Ángel Solar lo cual nos llenó, como era previsible, de un cierto romanticismo espiritual. Pero ahora, al tener que pasar al terreno de la acción espiritual y cumplimentar así el propósito básico de nuestra vida, deberemos desarrollar un nuevo sentido de valores e infiltrar el elemento dinámico de nuestra naturaleza espiritual más elevada para que todo gozo, toda alegría y toda aspiración queden subordinadas al establecimiento de unos contactos con el Ángel Solar y dejar definitivamente que sea éste quien nos guíe en lo sucesivo y nos revele los secretos de la acción, los cuales deben cualificar nuestra vida con la luz interna e idealizarnos hasta el punto en que todos sepamos con certeza y absoluta seguridad el Camino que conduce al Ashrama y al Maestro, dentro de este Ashrama, que debe conducirnos a la Iniciación.
Se trata, como ustedes verán, de realizar los máximos objetivos a que puede aspirar un ser humano aquí en la Tierra, el momento en que su vida se hace potentemente invocativa y pasar del estado de conciencia del simple aspirante a la etapa del discípulo plenamente reconocido y aceptado. Hay una técnica específica para los aspirantes espirituales de esta Nueva Era de grandes oportunidades espirituales. Podríamos definirla técnicamente “COMO SI…”. Se trata de una frase tremendamente dinámica, considerada desde el ángulo interno, una afirmación constante del propósito espiritual que nos guía hacia las más altas realidades. Una técnica, por otra parte, muy, fácil de ser seguida y correctamente asimilada. Se trata simplemente de que ante cualquier situación individual o social, sean cuales sean sus características expresivas, sus causas productoras o sus líneas de convergencia humanas, sepamos remontarnos en conciencia a lo más elevado de nosotros mismos y actuemos luego de acuerdo con el modelo de acción más correcto a nuestro alcance. Lógicamente, nuestra acción deberá subordinarse a las cualidades de este modelo, como si fuésemos nosotros tal modelo y no tuviésemos otra opción que actualizarlo y revelarlo.
Lo que interesa fundamentalmente, pues, es la elección del modelo que ha de constituir la base de nuestra acción, la cual puede oscilar entre la expresión correcta de un buen ciudadano henchido de capacidades de acción social y la suprema actividad cósmica de un alto Iniciado. En todo caso, el proceso ha de ser desarrollado partiendo de una base de seguridad y de confianza en las propias fuerzas y en una evaluación correcta de nuestras posibilidades de acción. Cada cual tendrá ante sí un cuadro de situaciones claramente formuladas, un tipo específico de visión y un Modelo ideal de Vida que determinará el impulso dinámico, como si aquello, tan aparentemente lejano, estuviese realizándose prácticamente en el gozo de la acción social… Yo pienso que para una gran parte de las personas que mes tras mes vienen asistiendo a estas conversaciones, el modelo ideal de vida será el propio Ángel Solar, Yo trascendente, sobre cuya vida causal tenemos ya algunas positivas referencias.
En el devenir del inefable Sendero surgen las grandes capacidades de acción y las correctas distribuciones de fuerzas, en orden a las situaciones sociales que la vida personal nos presenta y a la sinceridad de nuestras reacciones psicológicas, medidas siempre en términos de discipulado. Ya no se trata ahora de medir las consecuencias de la acción de acuerdo con un prefijo de seguridad por todos sustentado desde el fondo del corazón y que sutilmente nos condiciona y limita, sino de lanzarse decididamente a la conquista de la oportunidad, sin tratar de avizorar los frutos más o menos sazonados de nuestras acciones, amparados solamente en la seguridad y plena confianza de que EL, el Ángel Solar, es nuestro único e insustituible modelo de vida, el que guía nuestros pasos y arma nuestros brazos para la lucha.
En virtud de este inevitable proceso de SUBSTITUCIÓN, nos convertimos en el propio Ángel Solar y enfrentamos los hechos de la existencia kármica desde el ángulo de vista del discípulo aceptado y no del aspirante inexperto lleno de conflictos personales, de luchas, de dudas y de temores. “Actuar en Su Nombre”, tal como aconsejó Cristo, tomar Su iniciativa -si puedo utilizar semejante expresión- reemplazarle en Sus funciones y hacer que nuestra acción individual y social sea una réplica exacta de la Suya, tal ha de ser la orientación constante de nuestras actitudes. Pues bien, es a este tremendo proceso de SUBSTITUCIÓN, deliberadamente impuesto a nuestra pequeña voluntad al que esotéricamente se le denomina técnica “COMO SI…”, una actividad al alcance de cualquiera de nosotros ya que cada cual, desde el fondo del corazón y según su propia medida y conocimiento, extraerá la luminosidad de los modelos más apropiados a cada momento psicológico y a cada hecho social que se produzcan.
Vicente Beltrán Anglada

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21 de Febrero 2017