Pensamiento del jueves 15 de febrero de 2018.
"A menudo no es el peligro lo más temible, sino el enloquecimiento que inspira. Por tanto, si os encontráis en peligro, antes de emprender cualquier cosa, permaneced inmóviles unos segundos, no os mováis, no habléis, apretad vuestro puño derecho, respirad profundamente uniéndoos al Cielo, y pedidle ayuda.
Es así como conseguiréis dominar vuestras células y hacer después lo que sea necesario para salvaros. Si os abandonáis a un movimiento incontrolado, es como si hicierais saltar una presa: las olas embravecidas os tragarán y no podréis corregir la situación. Así hemos visto a gente con gran pavor saltar por una ventana o lanzarse al fuego.
Por lo tanto, ante el peligro, permaneced inmóviles unos segundos y uníos a la Providencia: sentiréis nacer esa paz que es la condición indispensable para que se despierten las fuerzas que os salvarán. Esas fuerzas siempre están presentes en vosotros, pero hay que darles las condiciones para manifestarse."
"A menudo no es el peligro lo más temible, sino el enloquecimiento que inspira. Por tanto, si os encontráis en peligro, antes de emprender cualquier cosa, permaneced inmóviles unos segundos, no os mováis, no habléis, apretad vuestro puño derecho, respirad profundamente uniéndoos al Cielo, y pedidle ayuda.
Es así como conseguiréis dominar vuestras células y hacer después lo que sea necesario para salvaros. Si os abandonáis a un movimiento incontrolado, es como si hicierais saltar una presa: las olas embravecidas os tragarán y no podréis corregir la situación. Así hemos visto a gente con gran pavor saltar por una ventana o lanzarse al fuego.
Por lo tanto, ante el peligro, permaneced inmóviles unos segundos y uníos a la Providencia: sentiréis nacer esa paz que es la condición indispensable para que se despierten las fuerzas que os salvarán. Esas fuerzas siempre están presentes en vosotros, pero hay que darles las condiciones para manifestarse."
Fuente:
http://www.prosveta.com