"¿Nos ama Dios verdaderamente? Incluso los creyentes se plantean esta pregunta a menudo. Y no obtendrán respuesta hasta el día en que ellos mismos comiencen a amar a Dios. Él no necesita nuestro amor, somos nosotros los que necesitamos amarle. Si los grandes Maestros de todas las religiones han enseñado a los hombres a amar a Dios, es porque conocen una ley mágica que corresponde en el plano espiritual a fenómenos que podemos observar muy fácilmente en el plano físico.
Lanzáis, por ejemplo, una pelota contra un muro: el muro os la devuelve. En la montaña, pronunciáis palabras contra una pared rocosa: os retornan como un eco. De la misma manera, cuando enviáis vuestro amor hacia Dios, os regresa amplificado desde todos los puntos del universo, porque Dios está presente en todo el universo. Dios no tiene necesidad de nosotros, pero nosotros sí le necesitamos, y solamente con nuestro amor podemos atraer en correspondencia su amor."
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