"¿Por qué es tan difícil para los humanos vivir en sociedad? Porque no prestan suficiente atención ni tienen respeto los unos con los otros. Por eso la vida colectiva, tal como se practica en una fraternidad espiritual, es para sus miembros una ocasión magnífica para desarrollarse y ampliar su conciencia. El que lleva una vida solitaria puede ser egoísta, caprichoso, porque no hay a su lado nadie que le obligue a vigilar y mejorar su conducta. Pero en cuanto empieza a relacionarse con los demás, entonces, ¡cuántos esfuerzos!... ¡y qué difícil resulta!
El signo de la evolución del ser humano es la toma de conciencia de pertenecer a un conjunto mucho más vasto que él mismo, cuya armonía procura no perturbar con su actividad, sus pensamientos, sus sentimientos y su ruido interior. Diréis: «¿Cómo, su ruido interior?» Sí, todo ruido es el resultado de una disonancia, y el ruido que hacen interiormente los humanos con sus sentimientos, sus tormentos, sus rebeldías, perturba la atmósfera psíquica. El que hace ruido ignora que también se hace daño a sí mismo, porque un día este ruido aparecerá en él bajo forma de trastornos psíquicos o incluso físicos. "