"«Libertad, igualdad, fraternidad» es la divisa de la República francesa. Digamos unas palabras sobre la igualdad. Por naturaleza los seres humanos no son iguales: unos vienen al mundo con una constitución robusta, con facultades intelectuales o con dones artísticos, mientras que otros son minusválidos o están limitados desde todos los puntos de vista. Esta palabra «igualdad» inscrita en tantos edificios públicos, representa por supuesto la igualdad ante la ley. Esto está muy bien, pero tengamos en cuenta solamente este ejemplo: una multa importante a pagar debido a un exceso de velocidad, no afecta de la misma forma a un multimillonario que a aquel que tiene lo justo para vivir. Por tanto, la igualdad ante la ley no hace que los humanos sean iguales.
La igualdad pues deberá ser siempre completada por la fraternidad, que también forma parte de la divisa de la República. La igualdad sólo es posible gracias a la fraternidad, porque los humanos no son iguales en nada, salvo en dignidad. Esta dignidad les viene de que todos son hijos e hijas de Dios y, por lo tanto, son hermanos y hermanas. Entonces, no sólo los más privilegiados sienten que pertenecen a la misma familia que los más desfavorecidos, sino que los más desfavorecidos sienten también que su valor es igual que el de los más privilegiados, e incluso que el de los más grandes sabios y el de los más grandes genios. "