"Hay seres que no tienen ninguna creencia religiosa y que actúan bien, mientras que otros, que dicen tener fe, actúan mal. Pues bien, ¡esto es lamentable, tanto para los unos como para los otros! ¿Por qué?
Los que actúan espontáneamente según las reglas de la justicia, de la honestidad y de la bondad, sin basar conscientemente sus actos en un principio espiritual, están privados de algo esencial que les reforzaría en sus convicciones y les sostendría en las dificultades y las pruebas. ¿Cómo pueden imaginarse los humanos que la fuente de sus cualidades más preciosas se encuentra en ellos mismos? ¿Cómo no sienten que por encima de ellos existe una Entidad que no sólo posee estas cualidades en plenitud, sino que es la fuente y las alimenta? En cuanto a los que dicen creer en Dios y que no hacen nada para manifestar las virtudes divinas, su situación es aún peor."