"Puesto que los humanos están lejos de ser perfectos, cabe esperar que sus imperfecciones compliquen sus relaciones. Un hombre y una mujer se encuentran, se gustan, deciden vivir juntos y se casan. Pasa algún tiempo y empiezan los desacuerdos, lo que no tiene nada de sorprendente. Pero en vez de pensar inmediatamente en separarse, deben tratar primero de superar las dificultades diciéndose: «Debe haber una razón para que el destino me haya conducido hacia este marido (o esta mujer). Voy a esforzarme pues en no romper esta unión, para aprender y mejorarme.»
Evidentemente existen casos en los que es mejor dejar a una persona con la que no conseguimos entendernos. Pero no antes de haber hecho los esfuerzos necesarios para salvar la situación comportándonos con paciencia, bondad y generosidad. Si no, nos encontrarnos de nuevo con los mismos problemas. Ya sea en esta encarnación o en la próxima, no nos escaparemos de ellos: cambiaremos de mujer o de marido, pero nos encontraremos con las mismas dificultades hasta que hayamos aprendido a trabajar sobre nuestro carácter.