"Escuchar la interpretación de una orquesta o cantar una coral podría inspirar a los humanos a reflexionar sobre la armonía que debería reinar entre ellos. Desgraciadamente, incluso al salir después de un magnífico concierto en el que todos han vibrado al unísono, no pensarán que deberían hacer algo para continuar viviendo en esta armonía y en esta belleza.
La desarmonía es el estado que está más propagado en el mundo, tan propagado que todavía en nuestros días se producen todo tipo de enfrentamientos, incluso en las religiones y movimientos espirituales. No sólo se oponen unos a otros, sino que también en el interior de cada religión, de cada movimiento espiritual, reinan las mismas incomprensiones, los mismos conflictos. Y el Señor se rasca la cabeza cuando ve todo este caos que se genera en su nombre. Así pues, ¿por qué no considerar al Señor de ahora en adelante como un director de orquesta que está ahí para que reine la armonía? Él es quien posee el diapasón verdadero. Cuando los humanos logren armonizarse, serán como instrumentos que producirán una maravillosa sinfonía."