"Cuando estamos al pie de una montaña, nuestra visión es limitada. Pero subamos hasta la cima: nuestra mirada llega hasta muy lejos, delante nuestro y a nuestro alrededor, descubrimos toda la extensión.
El símbolo de la montaña, con su base y su cima, lo volvemos a encontrar también en nuestra vida psíquica. El intelecto y el corazón son la base que, ocupados haciendo sus cálculos, limitan o enturbian nuestra visión y nos inducen a error. Aunque durante cierto tiempo y en ciertos dominios, estos cálculos puedan revelarse eficaces, con el tiempo es probable que los resultados dejen de responder a nuestras expectativas. La cima, es el espíritu que lo ve todo exactamente y desde muy lejos, el espíritu que nos guía y nos afirma en nuestras certezas. Nos dice: «De momento lo que ves te parece la verdad, pero sigue subiendo...» Quizá nunca lleguemos a alcanzar la cima, pero lo esencial, es no detenernos en nuestra ascensión. A medida que entramos en la luz del espíritu, dejamos atrás las incertidumbres y las ilusiones."