"El amor de los humanos es a menudo comparable con una vieja estufa cuyo humo ennegrece sin cesar su ser interior. Es invierno, y cuando esa estufa funciona, mantienen las ventanas cerradas, les falta aire, se adormilan y la vitalidad disminuye. Pero cuando llega la primavera llega el sol del amor espiritual, y abren de par en par las ventanas, entra el aire puro ¡y finalmente reviven!
¿Qué lección extraer de estas imágenes? Que debéis manteneros a distancia de la vieja estufa, es decir, de vuestros instintos y de vuestras codicias, porque mantienen cerradas las ventanas de vuestra alma, impiden que entre el aire, se oponen a lo que hay de más vivo en vosotros. Y no temáis que una vida regulada por la medida y la razón pueda haceros morir de aburrimiento. Cuando el sol de la sabiduría y del amor divinos comience a acariciaros, constatareis vosotros mismos, que estas experiencias pasionales que tan importantes eran antes para vuestra existencia, no son para vosotros más que un poco de ceniza. Vuestra morada interior se volverá luminosa y pura, y conoceréis la verdadera felicidad."