Pensamiento del Sábado 11 de junio de 2016.
"La luz que vemos es en realidad la materialización de la luz primordial. Y esta luz primordial, primera emanación de Dios, es el Sol cósmico, el Cristo. Porque el espíritu que se manifiesta y que nos habla a través del sol, es el espíritu de Cristo, y si aprendemos a unirnos a él, nos dará todas sus bendiciones: la luz, el calor, la vida, la belleza, la pureza, la salud… Pero para ello no basta con exponerse al sol como hace la mayoría de la gente, es decir instintivamente, por placer, sin la participación de su conciencia; los pocos rayos que reciben entonces no les aportan gran cosa.
Para recibir del sol los elementos verdaderamente divinos, es vuestro espíritu quien debe alcanzarle y entrar en contacto con él, penetrar en él, fundirse con él. Sí, vuestro espíritu, ¡y no sólo vuestra piel! Exponerse físicamente al sol está muy bien; pero si vuestra conciencia, vuestra inteligencia y vuestro espíritu participan en este encuentro con él, os otorgará el conocimiento y la iluminación."
"La luz que vemos es en realidad la materialización de la luz primordial. Y esta luz primordial, primera emanación de Dios, es el Sol cósmico, el Cristo. Porque el espíritu que se manifiesta y que nos habla a través del sol, es el espíritu de Cristo, y si aprendemos a unirnos a él, nos dará todas sus bendiciones: la luz, el calor, la vida, la belleza, la pureza, la salud… Pero para ello no basta con exponerse al sol como hace la mayoría de la gente, es decir instintivamente, por placer, sin la participación de su conciencia; los pocos rayos que reciben entonces no les aportan gran cosa.
Para recibir del sol los elementos verdaderamente divinos, es vuestro espíritu quien debe alcanzarle y entrar en contacto con él, penetrar en él, fundirse con él. Sí, vuestro espíritu, ¡y no sólo vuestra piel! Exponerse físicamente al sol está muy bien; pero si vuestra conciencia, vuestra inteligencia y vuestro espíritu participan en este encuentro con él, os otorgará el conocimiento y la iluminación."