Pensamiento del Sábado 28 de mayo de 2016.
"¿Hay algo más ordinario que lavarse las manos? Pero en realidad, nada es ordinario ni insignificante, si se hace conscientemente. El agua que tocamos es la expresión material de un agua invisible que circula a través del universo, y vosotros podéis pues entrar en comunicación con esta agua cósmica pidiéndole que os purifique. Y como ella tiene también un gran poder de receptividad, de absorción, podéis confiarle vuestros pensamientos, vuestros sentimientos, vuestros mejores deseos para vosotros mismos y para todos los seres humanos en el mundo: ella se impregnará de ellos y los transportará por todas partes por donde pase.
Algunos protestarán: «¿Hablar al agua para que nuestros deseos se realicen? ¡Nos aconseja actuar como los paganos!» No, esto no es más pagano que cuando los cristianos rezan frente a una estatua o una imagen santa. Cuando os dirigís al agua, no lo hagáis considerándola como una divinidad que ejecutará vuestras plegarias: ella representa un soporte para vuestro trabajo interior, y un soporte tanto más eficaz cuanto que está vivo, vivo de la vida de Dios Mismo. Y esto es igualmente cierto para la tierra, el aire y el fuego."
"¿Hay algo más ordinario que lavarse las manos? Pero en realidad, nada es ordinario ni insignificante, si se hace conscientemente. El agua que tocamos es la expresión material de un agua invisible que circula a través del universo, y vosotros podéis pues entrar en comunicación con esta agua cósmica pidiéndole que os purifique. Y como ella tiene también un gran poder de receptividad, de absorción, podéis confiarle vuestros pensamientos, vuestros sentimientos, vuestros mejores deseos para vosotros mismos y para todos los seres humanos en el mundo: ella se impregnará de ellos y los transportará por todas partes por donde pase.
Algunos protestarán: «¿Hablar al agua para que nuestros deseos se realicen? ¡Nos aconseja actuar como los paganos!» No, esto no es más pagano que cuando los cristianos rezan frente a una estatua o una imagen santa. Cuando os dirigís al agua, no lo hagáis considerándola como una divinidad que ejecutará vuestras plegarias: ella representa un soporte para vuestro trabajo interior, y un soporte tanto más eficaz cuanto que está vivo, vivo de la vida de Dios Mismo. Y esto es igualmente cierto para la tierra, el aire y el fuego."