Pensamiento del Sábado 3 de noviembre de 2018.
"Habréis observado a veces en la calle, cómo un fumador que no tiene cerillas ni encendedor, se acerca a otro que pasa con el cigarrillo encendido para pedirle fuego: ponen entonces sus cigarrillos el uno contra el otro, y el primero, satisfecho, se va dando las gracias.
Diréis: "Sí, pero ¿por qué nos habla de fumadores, usted que recomienda no fumar?" Porque, como os he mostrado frecuentemente, ciertos actos de la vida cotidiana nos instruyen sobre fenómenos más sutiles. Si los hombres y las mujeres sienten el impulso de besarse, es para darse fuego. Al igual que los fumadores acercan sus cigarrillos, ellos acercan sus labios para alumbrar algo en ellos. Algunas veces el fuego prende, y otras no. Y cuando el fuego prende, sucede que, no solo les consume con todo lo que poseen interiormente, ¡sino que produce también estragos en los alrededores! Amarse, es tomar y dar fuego, pero este gesto requiere mucha prudencia y un gran saber.""Habréis observado a veces en la calle, cómo un fumador que no tiene cerillas ni encendedor, se acerca a otro que pasa con el cigarrillo encendido para pedirle fuego: ponen entonces sus cigarrillos el uno contra el otro, y el primero, satisfecho, se va dando las gracias.
Fuente:
http://www.prosveta.com
03 de Noviembre 2018