"Cuando Dios creó al hombre, depositó en él las semillas de todas las cualidades y virtudes así como de todos los dones. Están ahí, todavía dormidas y, para desarrollarlas, debe primero utilizar su pensamiento, después vivificar su pensamiento por el sentimiento y, finalmente, poner su voluntad a trabajar para realizar eso que ha pensado y sentido. Entonces, se produce una especie de llamada que lanza a las entidades espirituales que se encuentran muy lejos, muy alto y esas entidades responden a su llamada viniendo a manifestarse a través suyo.
Las cualidades y los dones que los humanos consiguen desarrollar, se los deben a los sacrificios de las entidades del mundo espiritual. Y estos sacrificios los hacen con alegría. Pero para beneficiarse plenamente de ellos, es preciso que sean conscientes y agradecidos. ¿Y cómo hay que agradecer? Esforzándose por ser tan atentos, buenos y generosos respecto de las criaturas que les rodean, no solamente los humanos sino también los animales, las plantas, la creación entera. Esas entidades no piden nada más. A todos los seres visibles e invisibles que nos ayudan a vivir y a crecer, tenemos algo que ofrecer: una alegría, una mirada, una sonrisa."
Fuente:
http://www.prosveta.com
28 diciembre 2019