"En los textos sagrados, el pan es a menudo el símbolo de los alimentos espirituales: los que recibimos del Cielo, pero también los que somos capaces de dar. Todas las cosas buenas que preparan nuestro corazón, nuestro intelecto, nuestra alma y nuestro espíritu son como el pan que no debemos dar de comer a las entidades inferiores, sino guardar preciosamente para los ángeles y las entidades celestiales. Cuántos visitantes del mundo divino se sentirían felices de estar entre nosotros, pero no pueden venir en según qué condiciones. Si al aproximarse comprueban que no son atendidos y que entidades oscuras ya se lo han comido todo lo que debía servirles para alimentarles, entonces se alejan.
Tomad esta verdad en serio. Deciros que los espíritus luminosos descienden cada día cerca de los humanos. Son visitantes cargados de regalos, pero es preciso al menos ser capaces de acogerles con el alimento que ellos aprecian: pensamientos y sentimientos inspirados por la necesidad de crecer cada vez más en la luz. Si no, se van, porque no quieren morirse de hambre y no aceptarán jamás alimentarse de impurezas."
Fuente:
http://www.prosveta.com
23 diciembre 2019