"El espacio no es algo vago e indefinido, obedece a una estructura que corresponde al número 4: los cuatro puntos cardinales. Ahora bien, ¿qué son los cuatro puntos cardinales sino una cruz? El Iniciado que debe empezar un trabajo, se vuelve sucesivamente hacia cada una de las cuatro direcciones del espacio; de este modo traza una cruz para indicar que su espíritu va a entrar en actividad. Cada uno de los puntos cardinales está presidido por un Arcángel: al este Mikhaël, al oeste Gabriel, al norte Uriel y al sur Rafael. Es precisamente porque el Iniciado comprende la cruz viviente que todas las entidades luminosas responden a su llamada y vienen a participar en su trabajo.
El ritual que consiste en girarse hacia los cuatro puntos cardinales, se ha perpetuado en la religión cristiana bajo la forma de «signo de la cruz». Cuando el cristiano lleva sucesivamente su mano a la frente, al plexo solar, al hombro izquierdo y al hombro derecho (o al revés: al hombro derecho y después al hombro izquierdo) pronunciando: «En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén», entra en contacto con las cuatro direcciones del espacio. El espacio es la materia sobre la que trabaja con su pensamiento y su amor."