"¿Por qué tantos seres excelentes suscitan enemistades terribles? Porque las fuerzas oscuras que han expulsado de su mundo interior vuelven para atacarles, pero ahora desde el exterior, a través de otras personas a quienes perturban o molestan sus cualidades, sus virtudes y su fuerza de carácter. Las personas que llevan una vida ordinaria, en cambio, no perturban ni molestan a nadie, y todo el mundo está contento con ellas.
No es fácil afrontar a los enemigos exteriores, pero éstos son, sin embargo, menos peligrosos que los enemigos interiores. Con los enemigos exteriores hay que emplear la bondad, la dulzura y la paciencia, mientras que con los enemigos interiores hay que utilizar la firmeza, la autoridad y la severidad. Desgraciadamente, la mayoría de la gente tiene más bien tendencia a hacer lo contrario: son pacientes e indulgentes con sus enemigos interiores (y es así como los alimentan), mientras que son extremadamente severos con sus enemigos exteriores que evidentemente les responden. ¿Cómo extrañarse si continúan debatiéndose en unas dificultades inextricables?"