"Decís que rezáis, que meditáis, ¿pero sabéis verdaderamente en qué consiste el trabajo del pensamiento?... En nosotros y a nuestro alrededor existe una materia sutil, pero desorganizada, una materia que todavía no ha recibido formas. Es sobre esta materia sobre la que tiene poderes nuestro pensamiento, y nos corresponde pues a nosotros tomarla como si fuese una especie de pasta a moldear y de trabajar con ella, para convertirnos en creadores en el mundo de la belleza, de la armonía y de la luz.
Todo lo que hacemos, todo lo que creamos, lo que edificamos en el plano material es importante, desde luego; pero infinitamente más importantes son nuestras creaciones psíquicas, y el Cielo nos juzga en función de estas creaciones, que también son entidades vivas. ¡Cuántos seres humanos, que no dominan su pensamiento, pueblan el espacio de entidades maléficas que propagan por todas partes la discordia y el caos! El discípulo, por el contrario, consciente de los poderes de su pensamiento, procura producir solamente entidades que lleven por todas partes la paz, la luz y el amor."