"¡Cuántas historias de amor acaban en fracaso! Y sin embargo, cada vez que un hombre y una mujer vuelven a amar, tienen la esperanza de que, esta vez, será para siempre, de que por fin han encontrado a su alma gemela... Entonces, ¿por qué no es esto lo que sucede? Porque no conocen todos los elementos que entran en juego en el momento en el que se encuentran. Descubren que tienen ciertas afinidades, y se imaginan que con eso basta. Ignoran que esta atracción que les empuja el uno hacia el otro no es una necesidad superficial, fácil a satisfacer, sino la manifestación de un fenómeno cósmico que concierne en primer lugar a su alma y a su espíritu.
Por eso, antes de que se realice en el plano físico, el encuentro, la unión de un hombre y de una mujer debe realizarse primero en lo alto, en el mundo divino, en el mundo de la luz. Esta unión en lo alto es la condición que hay que cumplir para que su unión abajo sea sólida, duradera y produzca creaciones de la mayor belleza. "