"Se puede comparar el mundo espiritual con una inmensa tienda donde podéis comprar lo que pedís siempre que tengáis una cierta moneda para dar a cambio. Y la moneda más segura que se puede presentar a los espíritus celestiales, es el trabajo impersonal, el sacrificio. El sacrificio es como el oro que mantiene siempre su valor porque el sol le protege, exactamente como un banco nacional protege la moneda de un país.
Cada sacrificio que hacéis para la defensa y la manifestación de lo que es bueno y bello, para que todos los seres de la tierra puedan beneficiarse de él, llena vuestro corazón y vuestra alma de este oro que está en curso en los grandes almacenes cósmicos. Es como si el sol os marcara con su sello. Y el día en que lleváis en vosotros la huella de este sello, seréis reconocidos por las entidades de la luz. Dicen: «Este ser es uno de los nuestros, lleva el sello del sol, es nuestro hermano, démosle lo que pide.»"