"Tomar y dar... estas dos palabras resumen dos concepciones de la vida. Se puede decir que materialmente, afectivamente, mentalmente, la mayoría de los humanos piensan sobre todo en tomar: las situaciones, los acontecimientos, los seres, sólo les interesan verdaderamente en la medida en que tengan algo que puedan tomar. No hay pues que extrañarse si sigue habiendo todavía tantas guerras y miserias en el mundo.
Pero vosotros, si queréis verdaderamente que quede algo bueno de vuestro paso por la tierra, acostumbraos a dar. Observad una fuente: los animales vienen a ella para saciar su sed, junto a ella crecen las plantas y los árboles, y los hombres construyen sus casas. ¿Por qué? Porque da sin cesar a todos su agua pura. La fuente nos enseña que existe un único método verdadero para crear y mantener la vida, y es dar, dar lo mejor que tenemos en nuestro corazón y en nuestra alma. Diréis: «¿Pero por qué siempre dar? ¡Hay tanta gente ingrata! Ni siquiera reconocen lo que se les da.» Pues bien, sin son ingratos tanto peor para ellos: seguirán siendo pobres; y tanto mejor para vosotros si sois una fuente abundante: ¡porque vosotros seréis ricos!"