"Por la noche, antes de dormir, abandonaos en las manos del Señor y decid: «Dios mío, soy tu servidor, quiero hacer tu voluntad. Dispón de mí.» Y al día siguiente verificad si, en vuestros pensamientos, en vuestros sentimientos y en vuestros actos, es realmente la voluntad de Dios la que estáis haciendo y no la de vuestra naturaleza inferior. Porque no basta con ponerse durante la noche al servicio de Dios con palabras, si al día siguiente os dejáis arrastrar por todos vuestros caprichos.
Hemos venido a la tierra para participar en el trabajo de la creación. Jesús decía: «Mi Padre trabaja y yo también trabajo.» Este trabajo con Dios, para Dios, es la última palabra de la Iniciación. Todo lo que damos a Dios, lo elevamos hasta el nivel donde se encuentra Él mismo. Entonces, Dios repite nuestro gesto, lo refleja como un espejo refleja un rayo de luz: nosotros le hemos dado todo, y Él nos lo da todo."