Pensamiento del miércoles 13 de marzo de 2019.
"Los cristianos quizás se sienten orgullosos de pertenecer a una religión en la que se les cuenta que hace dos mil años, Dios quiso manifestar su amor enviando a su único Hijo para salvarles. Desgraciadamente, esta creencia de que Jesús es el hijo único de Dios no salva a nadie y debemos ahora abandonar semejante disparate. Porque denota una muy errónea comprensión del amor de Dios, que es inmenso, inagotable, infinito: Dios ha tenido muchos hijos e hijas. Y tendrá muchos todavía.
A lo largo de toda su historia, Dios acompaña a los humanos con su amor enviándoles seres que les ayudan a evolucionar, y continuará enviándolos. No hay que hacer caso de esas autoridades que le prohíben enviar a alguien después de Jesús, o que cuentan que antes de la venida de Jesús los humanos estaban privados de la verdadera luz. ¡Como si la salvación de los humanos tuviera que depender de la época en la que han vivido: antes o después de Jesús! Por mucho que la Iglesia se obstine en fijar un principio y un final a la revelación divina, al Señor, a Él, no le impresionan lo más mínimo estos decretos. Sigue sin tenerlos en cuenta y no dejará de enviar a sus hijos e hijas para salvar a la humanidad. ""Los cristianos quizás se sienten orgullosos de pertenecer a una religión en la que se les cuenta que hace dos mil años, Dios quiso manifestar su amor enviando a su único Hijo para salvarles. Desgraciadamente, esta creencia de que Jesús es el hijo único de Dios no salva a nadie y debemos ahora abandonar semejante disparate. Porque denota una muy errónea comprensión del amor de Dios, que es inmenso, inagotable, infinito: Dios ha tenido muchos hijos e hijas. Y tendrá muchos todavía.
Fuente:
http://www.prosveta.com
13 de Marzo 2019