Pensamiento del martes 26 de marzo de 2024.
"Las personas, durante toda la jornada, se encuentran y se saludan, pero lo hacen mecánicamente, con indiferencia, sin amor. Incluso en las familias, en las parejas… Mirad, el marido y la mujer se besan: “Hasta luego, querido, o hasta luego, querida…” y no hay nada en su beso. Se besan por costumbre. En esas condiciones, no vale la pena besarse. Hay que saber dar algo a aquél al que besamos, para vivificarle, para resucitarle.
Los humanos todavía no saben lo que es besar, cómo y cuándo deben besarse. Cuando el marido está apenado, cuando se siente desgraciado, es cuando va a besar a su mujer para consolarse, ¡y le transmite su pena, su desánimo! Los hombres y las mujeres hacen constantes intercambios entre sí, pero ¿qué son esos intercambios? Solo Dios lo sabe… ¡o, más bien, son los diablos los que lo saben! No está prohibido besar a alguien, al contrario, pero hay que saber cómo y cuándo besarle para comunicarle la vida eterna."