Pensamiento del domingo 10 de marzo de 2024.
"La infancia y la madurez son dos períodos por los que el ser humano debe pasar obligatoriamente. Después de haber sido niño durante un cierto tiempo, el hombre alcanza la mayoría de edad. Y esto no solo es cierto en la vida social, sino también en la vida espiritual, con la diferencia de que, en la vida espiritual, la mayoría de edad no se alcanza a la edad prevista por la ley: 18 o 21 años. Muchos, ni siquiera son mayores de edad a los 99 años, porque no tienen ninguna madurez espiritual.
Únicamente el ser que ha recibido el Espíritu Santo puede ser considerado verdaderamente como un adulto, los demás son todavía niños. Sí, todos aquellos que no han alcanzado esta madurez espiritual, son considerados por el Cielo como niños menores de edad y deben observar una actitud de niño, es decir, ser siempre obedientes, humildes, sometidos al mundo divino. Todos los humanos que vemos mezclados en las dificultades inextricables de la vida no son más que niños recalcitrantes. Los verdaderos adultos, en cambio, ya no sufren, porque siempre están en la luz."