"La luz es un espíritu, un espíritu que viene del sol... Cada rayo es una corriente de fuerzas que atraviesa el espacio, y esta corriente, al penetrar los seres y los objetos, trabaja sobre ellos. Si hay un dominio en el que profundizar, es, sin duda, el de la luz: su naturaleza, su actividad, y cómo podemos nosotros trabajar con ella.
Aquel que descuida la luz para correr tras las ganancias materiales, es un ignorante. No sabe que este «oro» que busca, que esta riqueza, no es en realidad otra cosa que una condensación de la luz. Sí, el oro es una condensación de los rayos de sol, recogidos, acumulados, trabajados por unos obreros inteligentes que viven en las entrañas de la tierra. Si os ocupáis tanto del oro y descuidáis la luz, ¿qué es lo que sucede? Es como si dejarais de lado a una princesa para insinuaros a su sirvienta; evidentemente, cuando la princesa se da cuenta, os cierra la puerta. Hay pues que amar a la luz en primer lugar; el oro vendrá después, os seguirá: cuando aparezcáis en compañía de la princesa, todos sus servidores se pondrán espontáneamente a vuestro servicio."
Omraam Mikhaël Aïvanhov