Pensamiento del viernes 17 de marzo de 2017.
"Para recibir las corrientes benéficas que atraviesan el espacio, hay que abrirse. El Señor ha derramado todas sus bendiciones en abundancia, y si no las recibís es porque tenéis una concepción tan limitada de la vida que cortáis con Él. Después os quejáis: «Nadie me escucha, nadie me ayuda, estoy solo, estoy abandonado. ¡No es posible que exista un Dios!»
Los humanos son extraordinarios: ellos mismos se ponen en una situación deplorable, y después llegan a la conclusión de que Dios no existe. ¡Ni más ni menos! Pero que traten de abrirse un poco a Él y de comunicarse con Él, y descubrirán que siempre está ahí para sostenerles, para iluminarles, y que si no han recibido esta ayuda y esta luz, es porque estaban cerrados. El que se limita, se hace daño. Haced el esfuerzo de abriros, de ensancharos: quedaréis paralizados de tanta maravilla, sentiréis por todas partes las bendiciones de la presencia divina por encima vuestro, alrededor vuestro y en vosotros."
"Para recibir las corrientes benéficas que atraviesan el espacio, hay que abrirse. El Señor ha derramado todas sus bendiciones en abundancia, y si no las recibís es porque tenéis una concepción tan limitada de la vida que cortáis con Él. Después os quejáis: «Nadie me escucha, nadie me ayuda, estoy solo, estoy abandonado. ¡No es posible que exista un Dios!»
Los humanos son extraordinarios: ellos mismos se ponen en una situación deplorable, y después llegan a la conclusión de que Dios no existe. ¡Ni más ni menos! Pero que traten de abrirse un poco a Él y de comunicarse con Él, y descubrirán que siempre está ahí para sostenerles, para iluminarles, y que si no han recibido esta ayuda y esta luz, es porque estaban cerrados. El que se limita, se hace daño. Haced el esfuerzo de abriros, de ensancharos: quedaréis paralizados de tanta maravilla, sentiréis por todas partes las bendiciones de la presencia divina por encima vuestro, alrededor vuestro y en vosotros."