YO SOY EL ALIENTO DEL ESPÍRITU, UNA EXPRESIÓN DE VIDA PERFECTA.
Mi aliento es la fuerza misma de vida en mí. Cuando inhalo, mis pulmones se expanden, mi sangre es oxigenada y soy infundido con energía. Al exhalar, mi cuerpo libera el dióxido de carbono que ya no necesita, limpiándome completamente. Este proceso increíble se ha estado repitiendo desde que nací.
Enfoco mi atención en la respiración, dando gracias por la fuerza de la vida divina en mí. Lleno mis pulmones con esta vida sanadora. Al inhalar, afirmo: Yo soy saludable y estoy bien, y mantengo ese pensamiento y mi respiración por unos segundos. Despacio y suavemente exhalo, diciendo: Gracias, Dios.
Con este ejercicio sencillo estoy listo para acoger el día con energía y vitalidad renovadas.
Tomado de la palabra diaria unityenlinea.org
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14 de Marzo del 2017