Pensamiento del miércoles 1 de marzo de 2017.
"Para justificar sus torpezas, sus errores y sus fracasos, alguien os dice: «Oh, pero yo creía que…» Pues sí, él creía, él creía, pero creer sólo le ha servido para equivocarse. Y lo más grave, es que este «creyente» continuará creyendo... y equivocándose. ¿Hasta cuándo? Hasta que aprenda a sustituir sus creencias por la verdadera fe que se basa en un saber.
Parece de todos modos que las personas sienten la diferencia entre la creencia y la fe, porque a veces dicen: «Yo creo», expresando a la vez una incertidumbre. Cuando decimos: «Creo que vendrá mañana», en realidad no estamos muy seguros. Y la pregunta: «¿Cree usted?» (por ejemplo: «¿Cree usted que la situación mejorará?»), significa que exploramos un terreno desconocido, que estamos todavía en la duda. Trabajar en lo conocido, es decir en un campo en el que hemos adquirido una larga experiencia gracias a los esfuerzos sostenidos, esto es verdaderamente tener fe."
"Para justificar sus torpezas, sus errores y sus fracasos, alguien os dice: «Oh, pero yo creía que…» Pues sí, él creía, él creía, pero creer sólo le ha servido para equivocarse. Y lo más grave, es que este «creyente» continuará creyendo... y equivocándose. ¿Hasta cuándo? Hasta que aprenda a sustituir sus creencias por la verdadera fe que se basa en un saber.
Parece de todos modos que las personas sienten la diferencia entre la creencia y la fe, porque a veces dicen: «Yo creo», expresando a la vez una incertidumbre. Cuando decimos: «Creo que vendrá mañana», en realidad no estamos muy seguros. Y la pregunta: «¿Cree usted?» (por ejemplo: «¿Cree usted que la situación mejorará?»), significa que exploramos un terreno desconocido, que estamos todavía en la duda. Trabajar en lo conocido, es decir en un campo en el que hemos adquirido una larga experiencia gracias a los esfuerzos sostenidos, esto es verdaderamente tener fe."