"Ya sé que muchos ven como una utopía el Reino de Dios, la fraternidad universal, que no ceso de presentaros como un ideal: piensan que en las circunstancias actuales este ideal es imposible de realizar. No, no es imposible. Es difícil, porque la mayoría de los humanos no están dispuestos a abandonar la satisfacción de sus deseos egoístas para consagrarse a la realización de un ideal divino, pero no es imposible: bastaría con que, en vez de tomar siempre como referencia el orden terrestre, estudiasen el orden celestial y se inspirasen en él para poner las bases de una nueva sociedad.
Cuando los cristianos empiecen a tomarse en serio las palabras de Jesús en el Padrenuestro: «Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo», ya será un gran progreso. «Como en el cielo», significa que hay en primer lugar un orden celestial a respetar. Desde hace dos mil años murmuran esta oración pero siguen obedeciendo a su propia voluntad egoísta y poco iluminada. No es que el Reino de Dios sea irrealizable; son los humanos, empezando por los cristianos, los que no se deciden a hacer esfuerzos para realizarlo."